martes, 23 de junio de 2015

ES TIEMPO DE BUSCAR A DIOS



“Bienaventurados aquellos que con todo el corazón le buscan; pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos”
(Salmo 119:2)


Estas palabras pronunciadas por el salmista constituyen en esencia el tema de nuestra meditación para esta oportunidad, la cual ha de girar en torno a la búsqueda de Dios. La Escritura expresa con toda claridad que el deseo de Dios es que los hombres le conozcan y obedezcan:

“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”
(Hechos 17:30)

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”
(2 Pedro 3:9)

Aunque él ha escogido mantenerse velado y en oculto, espera que los hombres intenten hallarle, aunque sea como palpando a ciegas:

“…para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros”
(Hechos 17:27)

Buscar a Dios es ir por buen camino; dirigirse a Él es encontrárselo. Todas las personas que buscan a Dios, lo encuentran, y no solamente eso, sino que son más felices.

Para buscar y encontrar a Jesús no basta que alguien nos diga "Éste es el Cordero de Dios". Hay que escuchar, moverse, experimentar, gustar.

Dios nos sale al encuentro todos los días, muchas veces.

Si me dirijo a Dios, Él me saldrá al encuentro.

Hoy estaré atento para ver a Dios en la naturaleza, en las personas, en los acontecimientos, en la Eucaristía.

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