domingo, 5 de abril de 2015

EL MIEDO PONE LA FE EN DUDAS


Hoy el Señor nos manda a entrar más profundo en sus negocios; Él quiere que sus hijos tengan la oportunidad de ir hacia el otro lado de fe en Él. Dios anhela que tú y yo entremos en la barca y Él nos guiará hacia el otro lado del mar como lo hiso con Sus discípulos.

“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero Él (Jesús) dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo!: Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Mateo 8:23-27


El Señor sabía de ante mano la prueba que iban a pasar Sus discípulos en la barca, por lo tanto, Él no los dejó solos. Los hijos de fe nunca tendremos que encarar solos las circunstancias y obstáculos de la vida. No hay porque temer, con solo saber que Jesús está al control de tu barca nos da la certeza de vivir confiados.

El miedo pone la fe en dudas, el miedo empaña y debilita la fe. Cuando hay fe, el miedo no ocupa ningún lugar. Los discípulos tuvieron miedo, mas Jesús les dijo ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

Para ir hacia el otro lado de fe, es necesario que el Señor rompa mi vasija para que mi barca sea moldeada y conducida por Él. El problema que nos hace desviar, es cuando nosotros mismo nos empeñamos en guiar nuestras barcas sin la ayuda de Dios.

Debemos entender que somos valiosos para Dios, nuestras vasijas son importantes y muy valiosas para el Señor. Él nunca nos desechará por más quebrados que estemos, mas bien, Él por Su misericordia, recoge nuestras vidas partidas en pedazos y nos vuelve a moldear. Cuando los alfareros moldean sus vasijas, y éstas se echan a perder, la tiran a la basura, eso no sucede así con el plan de Dios para Sus hijos.

El Señor es sabio, paciente, amoroso, misericordioso y economista, Él recoge lo que los demás rechazan para transformarlo a Su imagen redentora. “Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.

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